La Pedriza es un lugar muy conocido por estos lares, una mole de rocas graníticas con formas imposibles que van dejando paso a las primeras aguas que irán a parar al Manzanares. En nuestras cabezas, más bien en la mía, la ruta estaba clara, pero al llegar allí fue otro cantar... Finalmente conseguimos llegar a donde queríamos, la Charca Verde, donde encontramos un recodo perfecto para tumbarnos, comer y estar a punto de perder los pies al meterlos en el agua!
Volvimos por el otro lado del río, viendo pozas y pozas, a cual más apetecible para un valiente chapuzón que vamos a dejar para el veranito.
La guinda iba a ser visitar el castillo de los Mendoza, en Manzanares el Real, pero debía ser mucho pedir además de que no lloviera y llegamos 20 minutos después del cierre de puertas. Bueno, por fuera también es bonito. Y sentarse en una terracita también mola :)