viernes, marzo 26, 2010

Pequeños placeres II


Levantarse por la mañana y que haya croquetas del día anterior. O tortilla. O pizza.
Creer que puedes.
Esa mezcla entre dolor y placer que solo un osteópata sabe darte.
Barro en las botas.
Mi ritual de depilación: Silképil, pinzas y las pelis de Harry Potter.
Las noches de lluvia devolviendo caracoles incautos a la seguridad del jardín.
Abrir el correo desde la cama y ver que mis chicas están ahí, como cada día.
Conspirar para dar sorpresas.
Las luchas con Neure sobre mi cama.
Taconear.
Que lo primero que oigas por la mañana sea un "hola", espetado por Pipo con voz de locutor de radio.
Compartir, virtualmente, shisha y bajones de tensión.
Mirar a través de los prismáticos.
La llamada de las 19:30h.
Mi tatu, el sentido y con sentido.
Seguir.

1 comentario:

Lenka dijo...

Esa mezcla entre dolor y placer que solo un osteópata sabe darte...

Ooooooh, y qué inexplicable resulta eso para quien no lo ha vivido o no disfruta con ello!!!

En mi escuela de masajes había una señora con una fuerza titánica en las manos. Era increíble, como una prensa!!! Nadie quería hacerle de cobaya y yo saltaba entusiasmada hacia la camilla. Jamás en la vida me han hecho tanto daño en la espalda, pero... dioooooses, es un dolor aliviante!!! Si en lugar de ponerte en tensión aprendes a relajarte, descubres que resistes hasta un punto que ni imaginabas, y después es la gloria bendita.

Joer, recuerdo una vez que quedé con amigos tras un masaje con aquella buena mujer y se reían de mí. Jamás en toda mi vida me he sentido tan colocada como aquel día. Flotaba. No podía hablar ni moverme, no oía, me daba todo exactamente igual. Pa qué drogarse habiendo masajistas?????

Te copio el ritual de depilación. Yo tenía la silkepil y las pinzas, pero jamás se me habría ocurrido incluir a Harry Potter. Qué idea!

Ah, sí, los tatus con su sentido... y seguir. Siempre seguir.