Tras mucho huir y buscar escondrijos, la pequeña pelotilla escurridiza ha sucumbido ante mi cautivadora combinación de pesadez y pipas, je je.
En apenas dos días ha pasado de escapar de mi mano a subirse él solito, y es que no hay nada que no consiga una semillita de girasol y una dosis de pedorretas.
4 comentarios:
Lo conseguiste!!! Me alegro. Muchos besos.
ains!!si es que la que vale...ahora a jugar!!!
Qué cosa guapa!Aix lo que mola cuando se te suben a la mano y se quedan tan tranquilotes!
Era cuestión de días y pipas. La de momentos que te va a regalar este enanito gigantón.
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