Y sigo de vacas...

No, no me he hecho vaquera. Aunque al paso que va mi reincorporación al mundo laboral submileurista, lo mismo tendría que plantearmelo.

Hace dos meses y medio me dieron el sí; un mes desde que corría muchísima prisa que me hiciese el reconocimiento médico; dos semanas desde que sé extraoficialmente que las cosas se están moviendo; cuatro días desde que envié un correíto (otro) preguntando que si se sabe algo... y sigo sin tener ni idea!

No digo que no me estén viniendo de lujo estas vacaciones absolutas, la primera vez desde hace 9 años en que no tengo que preocuparme de nada: ni de estudiar (ni vegetar), ni de qué voy a hacer cuando pase el verano, ni de buscar trabajo... de nada. Por fin puedo tener vida social sin estar mirando el reloj y pensando "yo no debería estar aquí".

Estoy licenciada y, supuestamente, tengo trabajo. Un trabajo tan genial que ni me planteo, al menos de momento, buscar ninguna otra cosa. Solo tengo que esperar.

Pero, ay! qué razón tenía aquel que dijo que el que espera, desespera.

Esta tardanza está acabando con mi falta absoluta de preocupación.

¿Por qué tardan tanto? ¿por qué las cosas del palacio van siempre taaaaaaaaaaaaaaaaaaan despacio? ¿y si encuentran a otra persona? ¿y si no me llaman nunca? ¿y si me llaman pero me dicen que ya no me quieren?

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A veces estar de vacaciones no es nada bueno para la salud.